Hacia fines del año 1977, el grupo chileno de la no violencia activa, vinculado desde 1974 con el Servicio de Paz y Justicia, Serpaj América Latina, salía del clandestinaje y con el apoyo del Cardenal Raúl Silva Henríquez y de los Obispos Auxiliares Mons. Alvear y Mons. Hourton, se constituye legalmente como Sociedad Serpaj Ltda. Era el primer organismo laico que se atrevía a constituirse y actuar públicamente en defensa de los Derechos Humanos.
Su identidad era y es la “no violencia”, esto es, luchar por la superación de la violencia. Hermosa utopía, el gran sueño que compartíamos con otros Serpaj latinoamericanos, cuyo Secretario ejecutivo, en ese entonces, era Adolfo Pérez Esquivel, más tarde (1980) Premio Nobel de la Paz.
A partir de ese momento inicial, Serpaj se establece rápidamente, a lo largo de todo Chile. En su mayoría lo conforman jóvenes cristianos de diversas tendencias políticas que, durante el período de la Dictadura militar denuncian las violaciones de los Derechos Humanos, mediante acciones públicas, jornadas de entrenamiento, Escuelas de no violencia y Talleres de control del miedo.
Así se construyó, en esos años de represión y violencia, la cultura de los Derechos humanos, vale decir, por los caminos de la paz. Hoy como ayer, Serpaj sigue en la senda de la promoción, valoración y respeto de la cultura de la Paz y de los derechos humanos, optando por el trabajo social con los más marginados y empobrecidos del país.
De este modo, Serpaj Chile nace en el año 1977 como una expresión de la voluntad ética y política de un amplio grupo de cristianos que, desde su inspiración humanista y liberadora, se organiza a partir del método de la No Violencia Activa a fin de promover una Cultura de los Derechos Humanos.
La organización es un movimiento latinoamericano, liderado por el premio Nobel de la Paz (1980), Adolfo Pérez Esquivel, cuyo trabajo se enfoca en promover la integración social, disminuir la pobreza y fortalecer procesos democráticos.