Las Brigadas Ramona Parra (BRP) son grupos organizados de jóvenes muralistas, cuyo objetivo es plasmar, en diferentes espacios públicos, mensajes relacionados a la ideología política de la izquierda chilena. Poseen una estrecha vinculación al quehacer de las Juventudes Comunistas de Chile (JJCC) y, por extensión, a los lineamientos y propuestas formuladas por el Partido Comunista de Chile. De esta forma, es posible identificar a estas Brigadas como grupos de propaganda política comunista.
Los orígenes de las Brigadas resultan imprecisos, ya que algunos autores datan el inicio de sus intervenciones incluso antes del año 1965. No obstante, algunos investigadores han reconocido dos hitos que pueden ser considerados como fundacionales para esta agrupación: la realización en 1968 del VI Congreso de las Juventudes Comunistas de Chile del cual emanó la necesidad de articular grupos abocados a la elaboración de propaganda; y la "Marcha por Vietnam", efectuada en 1969, que contó con la participación unas dos mil personas que se desplazaron desde Valparaíso a Santiago para exigir la liberación del país asiático. En aquella manifestación, jóvenes convocados por uno de los fundadores de estas brigadas, Danilo Bahamondes, se adelantaron a los manifestantes para realizar diversas intervenciones gráficas en el camino que une al puerto con la capital. Luego de ambos acontecimientos, se conformaron tanto en Santiago como a nivel nacional, cuadrillas organizadas que llevaban como nombre Brigadas Ramona Parra, en homenaje a una joven militante comunista asesinada en una manifestación realizada en Santiago el año 1946.
En sus inicios, el trabajo de estas agrupaciones se centró en la elaboración de consignas alusivas a la cuarta candidatura presidencial de Salvador Allende Gossens y al plan de gobierno propuesto por la coalición de la cual el último fue representante, es decir, la Unidad Popular. Posterior a la elección de Allende en 1970, las Brigadas integraron a los lemas característicos de la campaña allendista, coloridos dibujos e imágenes representativas de los más variados componentes de la realidad nacional, tales como los trabajadores, la familia, la geografía de nuestro país, entre otras temáticas pictóricas, como forma de comunicar y celebrar la gestión realizada por el gobierno de la época. Fruto de estas motivaciones se realizaron enormes murales que, además de intervenir el espacio público, evocaron la experiencia latinoamericana del muralismo. Sin duda, estas manifestaciones gráficas pasaron a formar parte importante del imaginario cultural de la época.