Recorte de prensa del articulo "Sainete En Abril", escrito por Hans Ehrmann, publicado el 08 de octubre de 1986 en la Revista Ercilla n°2671, página 32. La crítica se centra en la obra de Roberto Cossa que se presenta en el recién reabierto Teatro Abril (anteriormente Teatro Maru). El artículo detalla la historia del teatro, desde su origen como taller de escultura hasta su resurgimiento. La obra, un sainete, comienza en 1939 y sigue la historia de Rudolf, un marinero alemán que llega a un restaurante argentino y se involucra con la familia del dueño. La trama se complica con la llegada de Steiner, quien busca imponer el nacionalsocialismo. La crítica elogia las actuaciones de Aníbal Reyna y Mario Poblete, y menciona el buen trabajo de Emilio García. Sin embargo, critica a Eduardo Barril por sus amaneramientos al interpretar a Steiner. En general, el crítico opina que, aunque la primera parte de la obra es amena, la segunda mitad se vuelve repetitiva y los personajes pierden interés, concluyendo que la obra no logra adquirir sentido completo como sainete.
Recorte de prensa del articulo "Madre Hay Una Sola", escrito por Hans Ehrmann, publicado el 18 de febrero de 1987 en la Revista Ercilla n°2690, página 32. La reseña de "No hay que llorar" de Roberto Cossa, estrenada por el grupo El Banco y dirigida por Arnaldo Berríos, describe una obra que, partiendo de una reunión familiar aparentemente emotiva, revela la rapacidad y el interés económico de los hijos ante la enfermedad de su madre y el descubrimiento de sus propiedades. La crítica destaca el desarrollo de la trama desde un melodrama familiar hasta un desenlace sorprendente que expone los límites de la afectividad frente al dinero. Se menciona un buen trabajo de equipo en la interpretación, resaltando a Óscar Hernández y Alberto Castillo.
Recorte de prensa del articulo "Dueto De Cossa", escrito por Hans Ehrmann, publicado el 26 de julio de 1989 en la Revista Ercilla n°2817, página 31. La crítica a "Yepeto" de Roberto Cossa destaca el matizado trabajo actoral de Alonso Venegas, aunque insuficiente para el éxito global de la obra debido a un texto reiterativo en su fase final. Se resalta la exploración aguda de las relaciones entre los personajes, pero se señala una interpretación deficiente por parte de Óscar González, quien no logra equiparar la complejidad de su rol con la de su contraparte. La pieza, dirigida por Sergio Aguirre, exhibe una creatividad algo desgastada, sugiriendo un descenso en su calidad respecto a producciones anteriores.