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Descripción archivística
Rodolfo Pulgar
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Cinco Actores, Veintiún Personajes

Recorte de prensa del artículo "Cinco Actores, Veintiún Personajes", escrito por Hans Ehrmann, publicado el 22 de agosto de 1995 en La Nación, página 35. La adaptación teatral de "Crimen y Castigo" presenta un recurso arriesgado al emplear solo cinco actores para veintiún personajes, lo que resulta en la creación de algunos personajes esquemáticos; sin embargo, la interpretación del elenco responde al desafío cuando la obra exige mayor profundidad. La obra se enfoca en los tormentos interiores del protagonista y en la relación entre el crimen y la redención, aunque la integración de los elementos sociales y religiosos podría ser más fluida. A pesar de la calidad del montaje, se sugiere la lectura de la novela original para una experiencia más completa.

El Show De Boris

Recorte de prensa del artículo "El Show De Boris", escrito por Hans Ehrmann, publicado el 26 de julio de 1994 en La Nación, página 27. El texto analiza la obra "Trasnochados (Improshow)" destacando la falta de dirección clara y la dependencia en la presencia de ciertas actrices para sostener el escenario. Sin embargo, resalta la actuación de Boris Quercia como un profesor cesante que, a través de monólogos, eleva la calidad del espectáculo y conecta con el público. Se concluye que, aunque mejorable, la obra tiene potencial para ser un éxito debido a estos momentos destacados y la conexión con la audiencia.

Rey Lear

Recorte de prensa del artículo "Rey Lear", escrito por Hans Ehrmann, publicado el 23 de mayo de 1992 en La Nación, página 29. El documento es una crítica teatral de la obra de Shakespeare, montada por el teatro de la Universidad Católica. La crítica destaca la traducción de Nicanor Parra, la dirección de Alfredo Castro y la actuación de Héctor Noguera como Lear. Se menciona que la obra tiene una duración de tres horas y cuarto y que la interpretación fue de un nivel muy superior a lo habitual en obras clásicas. También se señala que la puesta en escena tiene un concepto de "neutralidad moral" y que no se trata de una interpretación compadeciendo al rey, sino mostrando que la razón está repartida entre las partes.