Fue un obispo católico e historiador mexicano, ideólogo de la teología de la liberación. Fue un personaje clave en el proceso de liberalización política y social de México. Además, mostró su apoyo a las causas de varios países latinoamericanos frente a las fuerzas imperialistas y en contra del régimen militar y las dictaduras. Desarrolló una propuesta cristiana centrada en la unidad de los pueblos latinoamericanos y la reivindicación de los sectores marginados de la sociedad. Impulsó una revolución cultural, centrada en un espíritu de solidaridad que contribuyese a la liberación de los grupos sociales excluidos en México, Centro, Sudamérica y el Caribe, un esfuerzo unificador que iría más allá de las religiones, de los Estados y las instituciones, para tejer la hermandad entre los pueblos contra los gobiernos autoritarios de la zona y el imperialismo estadounidense.